El uso de los videojuegos ha causado diversas opiniones en los últimos años, muchas de ellas polémicas en cuanto a su utilidad educativa. ¿Será posible el aprendizaje a través de las diferentes consolas?
Por su utilidad lúdica, es común que se piense mal o se dude sobre su practicidad; algunos académicos y educadores plantean que no otorga mucho beneficio al crecimiento y el aprendizaje sobre todo si los niños los juegan en solitario. Reflexionemos un poco al respecto.
UNICEF realizó un informe en el 2007 en el que establece que los niños y adolescentes más felices y con desarrollo más apto se encuentran en los países de Holanda, Suecia, Dinamarca, Finlandia y España, entre otros. Dicho informe toma en cuenta los siguientes elementos: bienestar material, salud y seguridad, bienestar educativo, relaciones familiares y entre iguales, y bienestar subjetivo. Estas categorías se cumplen en beneficio del aprendizaje infantil en los países más desarrollados económicamente.
Pero los países más desarrollados económicamente encontramos tendencia a que los niños tengan contacto con los videojuegos. Expertos y educadores han establecido que los juegos infantiles (videojuegos o no) son esenciales para el aprendizaje de los niños y adolescentes pues estos estimulan el desarrollo emocional, psicológico y personal ya sea a corto o a largo plazo. Aparte de esto, su efectividad reside en que tiene metas objetivas, se conforma por reglas y tiene como base la motivación.
Por otro lado, los videojuegos por sí solos no tienen ningún fin educativo, ni una finalidad práctica de producir algo. De forma que los juegos basados en las tecnologías de información y comunicación (TIC) obligan al usuario a aislarse de sus compañeros promoviendo otro tipo de interacción, la tecnología, no muy comparable a la real. El hecho de que existan los videojuegos es un efecto de diversas causas, como la imposibilidad de los niños y adolescentes de salir a la calle a jugar o incluso encontrar amigos.
El aislarse, en el contexto en el que se le tome, no es una acción beneficiosa para el individuo, y el constante avance tecnológico y el desarrollo de los mercados de videojuegos, ha obligado a los consumidores a adoptar una tendencia por el aislamiento. Esto ha provocado la que ya es conocida como la bedroom culture o cultura del dormitorio, clara indicadora de la cada vez más estrecha relación, de los niños con las pantallas.
Ernesto Uranga
UTEL Editorial
Fuente:
Sádaba, Charo; Naval, Concepción. 2008. «UNA APROXIMACIÓN A LA VIRTUALIDAD EDUCATIVA DE LOS VIDEOJUEGOS». Teoría de la Educación. Educación y Cultura en la Sociedad de la Información, num. Noviembre, pp. 167-183.
