Emociones en medio del camino ¿obstáculos o aliados?

Emociones en medio del camino ¿obstáculos o aliados?

Ha iniciado un nuevo bimestre y consigo nuevos retos y oportunidades; es un buen momento para seguir adquiriendo conocimiento pero no sólo profesionalmente, sino también, como persona.

Continuamente, nos encontramos con situaciones que catalogamos como difíciles o adversas, dicha evaluación se hace con respecto a la manera personal en que se experimentan emociones, pensamientos y sensaciones derivadas de la misma, además de que la manera de vivirlo nos conduce a responder de una u otra manera y puede o no ayudarnos a resolver problemas o alcanzar la meta que deseamos.

Existen aproximaciones en donde las emociones son vistas como un obstáculo que nos impedirá resolver problemas o llevar una vida tranquila y por lo tanto, tienen que dejar de experimentarse para poder actuar “acertadamente”; sin embargo, poco conocemos de las mismas y frecuentemente estamos en búsqueda sólo de aquellas emociones denominadas “positivas”, como sinónimo de bienestar (Alpízar y Salas, 2010), llevando así, a darle una mayor connotación negativa a estados emocionales o incluso creer que algo anda mal con uno mismo cuando se experimenta enojo, tristeza y miedo, entre otros.

En contraposición, podemos ver las emociones como parte la vida y de las diversas situaciones con las que interactuamos, lo natural es experimentarlas ya que no son incompatibles con la vida sino que son parte de la misma. De igual forma, las aproximaciones enfocadas a la reducción de la experiencia emocional, suelen demandar formas de actuar que pueden derivar en un problema más que en una solución, generando patrón de respuesta evitativo cuando lo ideal sería adoptar una postura de “aceptación activa” en donde se suman las responsabilidades como forma de acercarnos a las metas o aspectos valiosos de nuestra vida. (Luciano, Gutiérrez y Rodríguez, 2005)

Un ejemplo de esta situación es cuando nos encontramos con una asignatura difícil, aburrida o que simplemente no es de nuestro agrado. Probablemente pensemos en posponer actividades y en su lugar, buscar distracciones que generen bienestar o descanso, incluso antes de conocer su contenido o haber comenzado a estudiarla. De manera momentánea, será un alivio dejar de pensar en esa asignatura, evitando así, estar en contacto con dicho malestar, aunque como consecuencia, podríamos encontrarnos con más actividades pendientes y menos tiempo para atenderlas, incluso, podríamos vernos cerca del final del bimestre ¡con más de la mitad de la asignatura pendiente!

Sin duda, llegaríamos a un escenario aún más desagradable y estresante pues al incrementar las actividades, incrementa el malestar, al disminuir el tiempo, incrementa el estrés y la necesidad de dedicarle más tiempo y atención en un solo momento cuando pudo haberse hecho en dosis pequeñas, semana con semana.  La alternativa a este problema, sería reconocer las emociones de desagrado que nos lleva a experimentar esa asignatura, asumir la responsabilidad de buscar apoyo adicional (profesores, lecturas adicionales, clases particulares, etc.) para que resulte menos complicado su estudio y de esta manera adquirir el conocimiento necesario para nuestra formación profesional y el autoconocimiento para no huir de esas experiencias personales, aún cuando estas resulten incómodas.  

Después de todo, parte del trabajo de la regulación de los estados emocionales, implica comprender que las emociones cumplen la función de generar comportamientos efectivos enfocados a alcanzar nuestras metas: ayudan a optimizar el procesamiento de información para clarificar metas, coordinan diversos sistemas de respuesta orientados al logro de metas así como nos ayudan a comunicar necesidades relevantes con el cumplimiento de metas (Reyes Y Tena, 2016). En el ejemplo anterior, el desagrado, está acompañado por el impulso de alejarse de la asignatura pero si la miramos detenidamente desde una postura de aceptación, nos da pie para prepararnos a superar dicho obstáculo, no sólo de la asignatura sino también, poner en duda posibles prejuicios, ideas, anticipaciones o significados poco precisos sobre la misma asignatura.

De esta manera, las emociones, en lugar de ser un obstáculo, se convierten en un aliado para continuar aprendiendo y superando los retos que suponen la vida diaria, así como las experiencias personales que conlleva.

Psic. María de los Ángeles Reyes
Orientación Psicológica
Programa de Éxito Académico y Profesional (PEAP)

Referencias:
Alpízar, H. y Salas, D. (2010) El papel de las emociones positivas en el desarrollo de la Psicología Positiva. Revista electrónica de estudiantes. 5(1), 73-80
Luciano, C., Gutiérrez, O. y Rodríguez, M. (2005) Análisis de los contextos verbales en el trastorno de evitación experiencial y en la terapia de aceptación y compromiso. Revista Latinoamericana de Psicología. 37 (2), 333-358
Reyes, M. y Tena, Edgar (2006) Psicología de las emociones. En: Regulación emocional en la práctica clínica. Manual moderno

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