Resiliencia: flexibilidad para la adaptación al cambio

Resiliencia

Existen diversas posturas sobre la definición del término “resiliencia” y aún no se ha llegado a un consenso (Becoña, 2006), sin embargo, las diferentes aproximaciones describen una serie de cualidades enfocadas a hacer frente a los eventos adversos; características que traen consigo un resultado favorable para la persona. Para este concepto se utilizan términos como “conducta adaptativa”, “proceso de desarrollo”, “adaptación positiva”, “afrontamiento exitoso” o “cualidades elásticas”, entre otros.

Una propuesta de diversos autores habla de la resiliencia como un proceso en lugar de un diagnóstico en sí. Desde este punto de vista, la resiliencia se entiende como una serie de respuestas adaptativas presentes bajo condiciones difíciles; será entonces una interacción de la persona con ese contexto y no una cualidad o característica de personalidad (Masten y Powell; Garmezy; Fonagy et. al., citados en Becoña, 2006).

La resiliencia como un proceso

Tal como lo ha mencionado Rottenberg y Kashdan (2010), la resiliencia y la flexibilidad psicológica responden a una serie de procesos en común como son: adaptarse a las demandas cambiantes, cambiar la perspectiva, reconfigurar recursos mentales y proporcionar equilibrio entre deseos, necesidades y competencias. Hay evidencias que respaldan los beneficios de la flexibilidad psicológica con respecto al alcance de metas, por ejemplo, cuando se experimenta alguna emoción incómoda como el enojo y la habilidad de poder tomar decisiones que de otra manera habrían sido más complicadas como terminar con una relación o esforzarse en una actividad estresante y, como resultado del esfuerzo, obtener mejores resultados.

En el modelo ACT (terapia de aceptación y compromiso) la flexibilidad se trata de ser consciente de pensamientos y sentimientos que se desarrollan en el momento presente sin defensa innecesaria y, dependiendo de lo que la situación ofrezca, persistir o cambiar el comportamiento para conseguir metas.  

De esta manera, se busca ser flexible y vivir de acuerdo a los valores personales en lugar de buscar únicamente la sensación de felicidad. De este modo, se termina experimentando mayor alegría y significado en la vida, así como una mayor vitalidad y libertad al vivir cada momento. (Hayes et al., citado en Rottenberg y Kashdan, 2010)

La complejidad de los cambios

Se debe entender que las emociones negativas y los obstáculos son una parte inevitable de la vida, pues constantemente experimentamos cambios y, con ellos, molestias por factores estresantes diarios, por lo cual, la persona debe esforzarse por organizar una vida construida alrededor de metas y valores significativos, pues cuando no puede aceptar la frustración y las experiencias negativas no deseadas, la capacidad de atención y la capacidad de toma de decisiones se reducen. (Hayes, Wilson, Gifford, Follette y Strosahl, 1996; Labouvie-Vief, 2003; Wilson y Murrell, 2004).

Un ejemplo puede ser cuando alguien acaba de sufrir una pérdida de un ser querido. De acuerdo con Bermejo, et. al. (2012), el duelo es una realidad presente en la vida de las personal; con un afrontamiento inadecuado se puede presentar un duelo complicado, ya que se requiere de habilidades de regulación emocional y disposición de interactuar socialmente con otros.

Cuando una persona está frente a un ambiente cambiante, un contexto adverso o una situación difícil, es normal sentirse confundido, agobiado o vulnerable, ya que conlleva exponerse a una situación de riesgo, sin embargo, es importante señalar que la resiliencia no significa que las personas no experimentan malestar ante la adversidad, sino que, a pesar de estar en medio de una situación desfavorable, son capaces de adaptarse a la situación y, como resultado, superar los obstáculos presentes.

 

Referencias:

Becoña, E. (2006). Resiliencia: Definición, características y utilidad del concepto. Revista de psicopatología y psicología clínica. 11(3), 125-146. https:// DOI:10.5944/rppc.vol.11.num.3.2006.4024

Bermejo, J.C., Magaña, M., Villacieros, M. y Carabias, I. (2012) Estrategias de afrontamiento y resiliencia como factores mediadores de duelo complicado. Revista de psicoterapia. 22(88), 85-95. https://DOI:10.33898/rdp.v22i88.636

Kashdan, T. B., y Rottenberg, J. (2010). Psychological flexibility as a fundamental aspect of health. Clinical Psychology Review, 30(7), 865–878. https://doi:10.1016/j.cpr.2010.03.001

 

Psic. Ángeles Reyes Cortés

Orientación Psicológica

Programa de Éxito Académico y Profesional (PEAP)